20º Aniversario de Itinerantes por el Reino

  Región Centroamérica

ITINERANTES POR EL REINO DE GUATEMALA CELEBRAN SU 20º ANIVERSARIO

Al atardecer de este glorioso día del Inmaculado Corazón de María, nos dimos cita en nuestra querida Parroquia  San Antonio María Claret, a la  que vimos surgir desde sus cimientos, y ha sido sede de tantas vivencias a lo largo de más de tres décadas. Nos acompañaron presencialmente los seglares jóvenes de Saetas Claretianas, la comunidad Nueva Esperanza de Peronia, y el grupo en discernimiento Mitte Nois que fue el encargado de la transmisión en las redes.

No hubo la efusión de los encuentros de años anteriores, ni los abrazos, ni las alegres carcajadas. Pero nuestros ojos sonreían con emoción contenida, casi al borde de las lágrimas al vernos reunidos recordando el momento en que fuimos admitidos en la reunión del Consejo General en Santiago de Cuba en el mes de febrero del 2001, con la ilusión de iniciar juntos un camino compartiendo el carisma de evangelización que recibió el padre Claret.

 

A los acordes del Himno a Claret, iniciamos la Celebración Eucarística, no sin antes escuchar la monición de Julio Martínez recordando el motivo de nuestra celebración. El altar lucía hermoso  con el colorido de las flores tropicales, y nuestro párroco vestido con los albos ornamentos correspondientes a la festividad mariana, inició la Sagrada Eucaristía.

Norita de Sagastume entonó la Salmodia: “¿Cómo te pagaré, Oh Señor, todo el bien que me has hecho?” Respondimos con un nudo en la garganta, haciendo nuestra la proclamación del salmista, con sumo agradecimiento por tantos favores recibidos.

En la homilía, el padre Silvio Martínez, quien nos acompañó desde los inicios cuando aún era seminarista allá por los años 90, se refirió a nuestras actividades misioneras como itinerantes, y a nuestros diversos trabajos pastorales, haciendo énfasis en que desde entonces inició nuestra formación claretiana, y el paso para ser Seglares Claretianos se dio en forma natural. Resaltó también el hecho de ser el primer grupo en Centroamérica y un referente para que surgieran nuevos grupos, llegando a constituirnos en una nueva Región del Movimiento.

Con mucha devoción proclamamos nuestra renovación de Consagración al Inmaculado Corazón de María, mientras por nuestra mente desfilaban tantos momentos vividos con esta querida comunidad, que vio crecer a nuestros hijos y ahora ve crecer a sus propias familias;  que hemos vivido con un mismo espíritu de fraternidad y solidaridad, en las buenas y en las malas, que hemos hecho nuestras las alegrías, las tristezas y las esperanzas de cada uno de nuestros hermanos.

También recordamos a nuestros hermanos que se nos adelantaron en al camino a la eternidad, sobre todo a César González, un hijo del Inmaculado Corazón de María que ardía en caridad y evangelizaba por todos los medios a su alcance. Humilde, entregado y fiel a sus principios cristianos, un verdadero ejemplo de Seglar Claretiano.

Al finalizar la ceremonia, llenos de ese vigor, alegría y paz que nos da la Eucaristía, nos reunimos en la parte colateral del templo con nuestro párroco, “para la foto”. Algunos no resistimos la tentación de quitarnos la mascarilla por un momento, para exhibir nuestra sonrisa y aspirar el aire nocturno cargado de aromas y olor a lluvia reciente.

Echamos de menos los ágapes con que solíamos cerrar la fiesta del Inmaculado Corazón de María en épocas pasadas, pero con una esperanza viva en el futuro, para seguir esparciendo las semillas del Reino de Dios, para que germinen  nuevas vocaciones de evangelizadores al estilo de San Antonio María Claret ,” y hacer con otros lo que solos no podemos”.

Doris Mejía, sc