Carta a los Asesores religiosos. 2002 Josep M. Abella cmf

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A los asesores del Movimiento de Seglares Claretianos

Roma, 17 de septiembre de 2002

 

Queridos hermanos y hermanas:

Aprovechando unos días de más tranquilidad en Roma, me decido a escribir estas líneas para saludaros y compartir con vosotros algunos pensamientos en torno a nuestra tarea como asesores de los grupos de Seglares Claretianos en este momento especial de preparación de la Asamblea General.

Ante todo, quiero haceros llegar el agradecimiento del Consejo General de los SSCC por las horas que le dedicáis al acompañamiento de los grupos. De todos modos, hablando desde mi propia experiencia, el compartir con los seglares la búsqueda de una mayor fidelidad al carisma misionero de Claret constituye para nosotros un factor de crecimiento importante en la vivencia del mismo. En el diálogo fraterno y en el discernimiento ante las situaciones de nuestro mundo vamos descubriendo las distintas resonancias que el carisma misionero de San Antonio M. Claret encuentra en el corazón de cada uno y las diversas formas con que se expresa en nuestros compromisos apostólicos. Percibimos, también, su capacidad de dinamizar la experiencia de fe, de crear comunidad y de abrir el corazón y la mente a nuevos horizontes misioneros. Es una gracia poder compartir ese don con los seglares, porque ello nos acerca más, a ellos y a nosotros, a lo fundamental del carisma que luego toma connotaciones distintas de acuerdo a nuestra peculiar condición en la iglesia. Es bueno compartir esta experiencia con los otros hermanos de la comunidad religiosa para que se vayan superando ciertas reticencias que quedan todavía en algunos frente al Movimiento. No se trata de capillismos, sino de permitir que la acción del Espíritu del Señor, que enriqueció y dinamizó a su Iglesia a través de Claret, lo siga haciendo hoy a través de seglares, religiosos y ministros ordenados que se sienten impulsados por su carisma misionero. El servicio al Reino de Dios es siempre el horizonte de la vivencia del carisma.

Después de la reunión del Consejo General tenida en Chicago el mes de febrero, Cristina escribió a todos los miembros del Movimiento dando cuenta de lo que se había tratado e invitando a participar en el camino hacia la VI Asamblea General de Movimiento, que se celebrará en Vic el mes de Julio del 2003. «La Misión del seglar claretiano en el momento actual» es el tema elegido para la Asamblea. En orden a ayudar a los grupos a articular la reflexión sobre el mismo se ofrecieron unas pautas muy sencillas que todos seguramente conoceréis.

¿Cómo podemos acompañar este momento de la vida de los grupos como asesores? Creo que la preparación de la Asamblea puede ser un momento privilegiado para consolidar la identidad claretiana de los miembros del Movimiento. Tenemos, además, gracias al tema escogido para la Asamblea, la oportunidad de hacerlo desde la perspectiva que le es más propia: las exigencias de la misión. Ayudar a profundizar la identidad claretiana es una de las aportaciones que nosotros podemos hacer, de formas diversas según las distintas etapas de maduración en que se encuentran los grupos. Es un momento privilegiado para retomar el Ideario y centrarnos en la reflexión y el diálogo sobre los sentimientos, las actitudes, los deseos misioneros que suscita en el corazón de cada uno. Para ello habrá que saber profundizar en tres puntos de referencia fundamentales:

  1. Dios y su proyecto. El Ideario invita a profundizar la experiencia de Dios como Padre por quien nos sentimos inmensamente amados y llamados a participar en el proyecto amoroso que tiene para sus hijos e hijas. El Ideario invita a una estrecha comunión con Jesús, enviado a evangelizar a los pobres, que asume el proyecto del Padre -el Reino- como el valor supremo por el que vale la pena dar la vida y que, a través de las Bienaventuranzas, ofrece un programa de vida capaz de expresar la novedad del mismo. El ideario llama a tomar conciencia viva de la acción del Espíritu que suscita los carismas en la Iglesia y que impulsa al Seglar claretiano a confesar su fe y anunciar el Reino en medio de las realidades del mundo. El grupo podría prepararse espiritualmente a la celebración de la VI Asamblea General compartiendo cómo cada uno va profundizando la experiencia de Dios, cómo la comunidad le va ayudando a consolidar su experiencia de fe y su compromiso en el seguimiento de Jesús. Hay que aprovechar esos momentos de gracia para trabajar los temas fundamentales que propone el Ideario.
  2. Claret y los claretianos. Es otro de los puntos de referencia. La preparación de la Asamblea debería ser también un momento especial para profundizar en el conocimiento de Claret y su carisma. Releer algunos capítulos de la Autobiografía para redescubrir las resonancias que en él encontraron la Palabra de Dios y los acontecimientos de la historia. Ver cómo la misión ocupó el centro de su persona y marcó de un modo determinante su espiritualidad y su estilo de vida. Ver cómo fue implicando a todos en la obra apostólica y cómo intentó articular para la misión los diferentes grupos de personas con los que se encontró. Sería bueno compartir cómo hoy, para cada uno de los miembros del grupo, Claret sigue siendo un punto de referencia en su vida. Es bueno explicitarlo y compartirlo de vez en cuando porque ayuda a crecer en la vivencia del carisma y a sentir el gozo de haber sido agraciados con el mismo para el servicio de la iglesia y del mundo. Hagamos también memoria de aquellos hermanos y hermanas claretianos (seglares, religiosos y sacerdotes) que han sido o siguen siendo hoy inspiración para cada uno de nosotros, que nos hacen sentir orgullosos de pertenecer a la familia claretiana. Traer a la memoria colectiva del grupo el recuerdo de esas personas consolida el sentido de pertenencia y estimula la respuesta misionera. Por qué no dedicarle un tiempo en alguno de nuestros encuentros. Retomar la experiencia carismática de Claret, supone mirar a María, a su Corazón. Releer el Canto de María, meditarlo y compartirlo en el grupo puede ser un ejercicio muy saludable en el camino de preparación de la Asamblea. ¡Qué bello sería poder encontrar en el Boletín del Movimiento el testimonio de las resonancias que el canto de María va encontrando en los distintos grupos!.
  3. La realidad de nuestro mundo. Es un punto de referencia fundamental. Nuestra mirada y nuestro corazón se encontrarán ya preparados para descubrir los desafíos misioneros que encierra, después de los dos pasos indicados. De todos modos, los tres puntos de referencia están profundamente relacionados y no se pueden pensar el uno sin el otro. Por ejemplo, nuestra experiencia de Dios nos hace ver el mundo de un modo particular y la experiencia de las realidades históricas en que vivimos marcan profundamente nuestra experiencia de Dios. Hay que mirar la realidad, analizarla, sentir el grito del Esp-íritu dentro de ella llamándonos a comprometernos para transformarla según el proyecto de Dios. Dejad que sean los seglares quienes cuenten dónde perciben esa voz del Espíritu y que compartan a qué sienten que el Señor les está llamando. Será preciso discernir entre todos si esas voces provienen realmente del Espíritu del Señor. Los asesores deben ayudar en este ejercicio de discernimiento y animar a los seglares a descubrir y asumir su misión «en el mundo». Juntos buscaremos estrategias, soñaremos nuevos proyectos. No hay que tenerle medio a las distintas percepciones de la realidad que seguramente aparecerán dentro del grupo. Si cada uno es sincero en su búsqueda sabrá dejarse ayudar por el grupo en su discernimiento. Asumamos compromisos. Pueden ser grandes o pequeños, no importa; pero han de ser realizables y audaces. Los asesores nos hemos de sumar a esas tareas de los grupos aportando nuestra propia experiencia, animando el compartir, integrando el camino hacia la Asamblea en la celebración de la fe que el grupo realiza con modalidades y periodicidad diversas según las circunstancias. Nos va ayudar, al mismo tiempo, a profundizar nuestra propia fidelidad al carisma.

 

Existe a veces el peligro que la preparación de la Asamblea se centre en redactar las respuestas al cuestionario que se envía desde el Consejo General. Nuestra misión como asesores es, sobre todo, ayudar a que el camino hacia la Asamblea sea un momento de crecimiento espiritual, comunitario y apostólico, que sea una oportunidad para consolidar la identidad claretiana de cada uno de los seglares y de cada uno de los grupos. Me siento muy unido a cada uno de vosotros en vuestro servicio. Que el Señor os acompañe y que sepáis aprovechar esa oportunidad de crecimiento en la vivencia del carisma que Él os regala a través de los seglares a quienes acompañáis. Quedo a vuestra disposición.

 

Fraternalmente,

 

Josep M. Abella, cmf.