Carta a los asesores religiosos

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A los asesores religiosos de los Seglares Claretianos

por Josep M. Abella, cmf. asesor del movimiento

 

Ante todo, un saludo fraterno y el testimonio de mi comunión con vuestro servicio al Movimiento de los Seglares Claretianos. Han pasado ya dos años desde que la Asamblea General de los Seglares Claretianos me pidió el servicio de asesor religioso del Consejo General del Movimiento. Durante este tiempo he participado en las reuniones del Consejo General y he procurado, aprovechando mis visitas a los Organismos de la Congregación en diversas partes del mundo, entrar en contacto con los grupos de seglares claretianos que se encuentran en esos lugares. En algunas ocasiones he tenido la oportunidad de compartir algunas horas con vosotros. Me ha animado siempre la conciencia de que estamos poniendo nuestro granito de arena en la realización del grande proyecto evangelizador de San Antonio M. Claret que, como todos sabemos, abarcaba más allá de nuestra Congregación de Misioneros.

 

Durante estos años me he sentido fortalecido y cuestionado frecuentemente por la profundidad de la vivencia del carisma misionero claretiano por parte de muchos seglares. Por otra parte, la dedicación y el cariño hacia el Movimiento de la Secretaria General y los miembros del Consejo General son ejemplares. Me toca acompañar como asesor religioso a ese Consejo General, aportando mi propia vivencia del carisma claretiano dentro de la rama de los Misioneros y poniendo a disposición del Consejo la experiencia que he podido ir acumulando a través de los años de servicio misionero en Japón y en la Prefectura General de Apostolado. Lo hago con gusto, aunque también con un cierto remordimiento de no poder responder de un modo suficiente a lo que se esperaría del asesor religioso del Consejo General.

 

Os escribo para compartir con vosotros algunos puntos en torno a la realidad del Movimiento y a su relación con nuestra Congregación. Me da la impresión que el compartir nuestra experiencia y las inquietudes que suscita en nosotros puede ayudarnos a mejorar nuestra colaboración.
Estrechar la colaboración entre la Congregación y el Movimiento

 

Frente a la realidad de Movimiento, tal como la he podido percibir desde mi servicio como asesor religioso del Consejo General, y sabiendo que hay situaciones muy diversas a lo largo y ancho de la geografía del Movimiento, descubro algunas necesidades y urgencias. Creo que son temas sobre los que podemos aportar a través de nuestro servicio como asesores religiosos de los grupos y las regiones. Al mismo tiempo, nos recuerdan la necesidad de seguir trabajando para animar a otros miembros de nuestras comunidades a colaborar más decididamente con el Movimiento de los Seglares Claretianos. Permitidme, pues, señalar algunos puntos:

 

Descubro una necesidad fuerte, sobre todo en algunos grupos, de profundizar la identidad claretiana de cada uno de los seglares y de los grupos. Nuestra tarea es importante en este aspecto ya que lo que se nos pide es principalmente apoyo en el área formativa y acompañamiento en la asimilación del carisma claretiano.
Veo también la necesidad de contribuir a reforzar el sentido de pertenencia al Movimiento de las personas y los grupos, sin crear, sin embargo, excesivas estructuras y normas que luego se convierten en carga para los mismos grupos. Ello sólo es posible a través de procesos de formación serios y sistemáticos. Ojalá se pudiese llegar a desarrollar un proyecto de iniciación al Movimiento o de formación claretiana más sistemática para los seglares con los subsidios respectivos. Sé que en alguna región están trabajando este tema y ha sido comentado en las reuniones del Consejo General en que he participado. Nosotros podemos aportar nuestra propia experiencia en el acompañamiento de la formación inicial de los miembros de nuestra Congregación y del esfuerzo hecho durante los últimos años para darle una estructura más sistemática.
Se hace necesario y urgente profundizar la comunicación entre los grupos. Han de sentirse parte de un Movimiento que va integrando personas de culturas diversas que viven y testimonian su fe en contextos tan distintos y que van buscando caminos para expresar ese carisma misionero claretiano que les une a todos. Creo que, desde nuestra propia experiencia, podemos ayudar a entender cómo esa comunión universal se convierte en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades en dinamismo misionero.
Es preciso prestar una atención a los grupos de seglares que van surgiendo en torno a las comunidades de misioneros de los nuevos Organismos claretianos. Se trata de seglares que se sienten interpelados por el carisma misionero de Claret vivido por los misioneros claretianos e intuyen que ese carisma puede dinamizar su vida cristiana y su servicio a la iglesia y a la sociedad. Es importante y urgente crear materiales acomodados a las circunstancias culturales y sociales de esas personas y grupos. Es otro de los ámbitos en que nuestra colaboración puede ser importante.
Me doy cuenta de la necesidad de un servicio de animación más sistemático dentro del Movimiento. Ello se hace muy difícil dada las exigencias de la vida familiar y de los compromisos laborales de los miembros del Consejo General, a pesar de su interés y generosa disponibilidad. Es un problema que el Movimiento tendrá que plantearse seriamente en una próxima Asamblea. No es algo que nos toca solucionar a nosotros, pero sería bueno colaborar en la búsqueda de algunos caminos que facilitasen la solución de este problema.
Creo que deberíamos hacer un esfuerzo en orden a conseguir la integración de gente joven en los grupos de seglares. En los encuentros que he podido tener con diversos grupos de seglares claretianos a raíz de las visitas a diversas Provincias y Delegaciones de los Misioneros Claretianos, me he dado cuenta de que cuesta convocar a los jóvenes a formar parte del Movimiento. Muchos grupos van quedándose reducidos a las personas de siempre y ello hace, a su vez, más difícil la integración de nuevos miembros. Es un tema que, en algunas partes de la Congregación, se ha estudiado ya a nivel de pastoral juvenil y vocacional. No se trata, ciertamente, de «empujar» a los jóvenes hacia el Movimiento, sino de proponer a aquellos que buscan una comunidad en la que seguir alimentando su fe y su compromiso misionero la posibilidad de hacerlo en el Movimiento de los Seglares Claretianos, viviendo ese carisma que, a través de la mediación de algunos miembros de la familia claretiana, les ha ayudado a crecer en ambas dimensiones. Hemos de tener presente que los Seglares Claretianos no trabajan «para el Movimiento», sino para contribuir a la construcción del Reino de Dios, en comunión con personas agraciadas con otros carismas y ministerios dentro de la iglesia. Fue muy bella, en este sentido, la experiencia que tuve con el grupo de Seglares Claretianos de Kikwit, en la República Democrática del Congo. Ellos son el grupo dinamizador de su propia parroquia, donde nunca hemos trabajado los Misioneros Claretianos, aportando a la misma el dinamismo misionero que nace del carisma de Claret.
He visto una gran vitalidad carismática en muchos grupos con los que he podido encontrarme. Se cuida el crecimiento como comunidad y se vive de modos muy diversos la proyección misionera del carisma claretiano. Hay seglares que colaboran en su propia parroquia o en equipos pastorales específicos, otros están comprometidos en proyectos de promoción humana o social, otros viven con una impronta verdaderamente cristiana y misionera su trabajo en la sociedad o su servicio en el seno de la familia. Creo que está enraizada fuertemente en ellos la conciencia de ser testigos y anunciadores del Evangelio del Reino. No puedo negar, sin embargo, que he encontrado también algunos grupos que han perdido el dinamismo inicial y no encuentran ya los caminos de expresión de la dimensión misionera del carisma claretiano en el mundo de hoy. Me parece que nosotros podemos contribuir a cuestionar, con respeto y sinceridad, actitudes o costumbres que debilitan progresivamente la vida del grupo de Seglares y que desvirtúan el dinamismo misionero que debería surgir del carisma que les reúne como comunidad. Del mismo modo, una comunidad dinámica de Seglares Claretianos nos podrá ayudar a nosotros Misioneros Claretianos cuestionando nuestras actitudes, formas de vida y proyección apostólica cuando éstas hayan perdido la capacidad de dar expresión al carisma misionero que se nos ha concedido a ambos. Esa interacción puede ser un fuerte revulsivo a la instalación y un llamado constante a la fidelidad y al crecimiento.

Los Misioneros Claretianos ante el Movimiento de Seglares Claretianos

 

Durante estos años he tenido oportunidad de constatar actitudes y posiciones diversas frente al Movimiento de los Seglares Claretianos en nuestra Congregación.

 

He encontrado misioneros claretianos que se sienten verdaderamente gozosos de que haya seglares que vivan con ilusión y generosidad el carisma claretiano. Se trata de seglares que encuentran en San Antonio M. Claret un modelo de seguimiento de Jesús y una motivación constante a un compromiso de vida cristiana y apostólica. Hay misioneros claretianos quienes, a través de su propia vivencia del carisma, siembran en el corazón de los demás la inquietud misionera y saben presentar a los seglares el Movimiento como un ámbito donde van a encontrar una comunidad de personas que se sienten llamadas a vivir en profundidad esa dimensión de la vida cristiana y que se apoyan en el discernimiento y realización de su compromiso evangelizador. Se trata de acompañar, sin ninguna clase de proselitismo pero con un una convicción sólida de que el Señor puede llamar a los seglares a vivir el carisma misionero de Claret, a aquellos con quienes nos vamos encontrando en nuestro servicio a las comunidades cristianas.

 

He visto misioneros claretianos que trabajan muy bien con los seglares, pero que no consideran oportuno hacer la propuesta de la vocación claretiana seglar. A veces se trata de razones coyunturales válidas. Otras veces, sin embargo, uno descubre en esa actitud una cierta falta de claridad en torno a lo que es el Movimiento y a la identidad de los seglares que forman parte del mismo. No se trata de «ganar» a los seglares para la «obra claretiana» -quizás en otros tiempos existió esa mentalidad y todavía no nos hemos liberado totalmente de ella-, sino de posibilitar que ese carisma les ayude en el crecimiento en la fe y en el desarrollo de su compromiso evangelizador. Ni más ni menos como acontece en nosotros mismos. Vivir el carisma misionero claretiano nos va conduciendo a una configuración con Jesús, enviado por el Padre y ungido por el Espíritu, para evangelizar a los pobres. Nuestro servicio a la Iglesia y al mundo toma, pues, un talante particular que contribuye a dinamizar la vida de aquella y nos impulsa a colaborar en éste a la construcción del Reino de Dios.

 

Finalmente he observado que hay misioneros claretianos que no han asumido todavía lo que el Concilio y toda la reflexión posconciliar nos han ido indicando sobre los seglares. Son misioneros claretianos que todavía consideran a los seglares ejecutores de lo que ellos han programado como párrocos, directores de un centro, coordinadores de un equipo, etc., aunque sea concediéndoles un cierto grado de responsabilidad; pero, en el fondo, siempre como «ayudantes» de los presbíteros. A esos misioneros claretianos les va a resultar imposible entender el Movimiento de los Seglares Claretianos. En él los seglares, que han recibido el mismo don carismático claretiano que nosotros, alimentan su vida cristiana en el compartir la fe y la misión dentro de la comunidad. Desde esa comunidad y, en comunión con la iglesia, se sienten enviados a la misión por derecho propio y buscan llevarla a cabo articulando su aportación con la de otros que han recibido otras vocaciones y carismas. Lo que nos une a los seglares claretianos no es una relación de dependencia o, incluso, de colaboración dentro de una misma obra o actividad, sino el sentirnos llamados a encarnar en la iglesia de hoy un mismo carisma que tiene su fuente en el Espíritu del Señor, que concede sus dones a quienes quiere, y su paradigma en Claret. Por ello, nos sentimos bien trabajando con ellos y ellas, porque existe esta afinidad carismática que potencia la misión.

 

Creo que podríamos hacer más para promover el Movimiento de Seglares Claretianos. No todo el mundo ha de pertenecer a él, naturalmente, pero deberíamos esforzarnos para que este carisma con el que el Señor nos ha agraciado se convierta en dinamizador de la misión eclesial también a través de los seglares, tal como soñó nuestro Fundador.

Algunas sugerencias

 

Cada uno de vosotros conoce bien la región o el grupo de seglares del que es asesor. Algunos lleváis ya muchos años acompañando como asesores grupos de Seglares Claretianos. No puedo sino transmitiros el agradecimiento del Consejo General del Movimiento por vuestra disponibilidad y cercanía. Sí quiero, compartir, sin embargo, algunas sugerencias en orden a potenciar el interés de la Congregación y de cada uno de los Misioneros Claretianos por el Movimiento de Seglares Claretianos:

 

Hemos de dar a conocer mejor la identidad del Movimiento, sus raíces verdaderamente claretianas y ayudar a ver como se articula dentro de Familia Claretiana, tal como la concibió el P. Claret: como una gran organización al servicio de la evangelización. Si no potenciáramos la presencia de estos seglares que participan del carisma misionero de Claret, le faltaría algo a nuestra fidelidad a la inspiración de nuestro Fundador que quiso motivar hacia la acción evangelizadora a personas de todas las formas de vida cristiana. Debería ser un gozo para nosotros ayudar ofrecer a la iglesia el dinamismo del carisma misionero claretiano vivido por los seglares. Algunos libros y folletos nos pueden ayudar en este sentido: el Ideario de los Seglares Claretianos y el Comentario al mismo; la historia del Movimiento de los Seglares Claretianos, publicada últimamente; algunos folletos y subsidios que han aparecido a lo largo de estos años y que presentan diversos aspectos de la espiritualidad y misión del seglar claretiano en la Iglesia. Además de esto, será la cercanía a los grupos de seglares claretianos y el encuentro con ellos lo que nos ayudará a conocer mejor el Movimiento y a interesarnos por el mismo. Como asesores de los grupos de seglares claretianos será bueno que compartamos con los demás miembros de nuestras comunidades y Provincias la experiencia que tenemos con ellos y cómo ésta enriquece nuestra vivencia del carisma claretiano.
Procurar que en el horizonte de nuestra pastoral juvenil esté presente la propuesta de la comunidad de Seglares Claretianos. A veces cuesta encauzar el final del proceso de la pastoral juvenil hacia la integración en una comunidad cristiana verdaderamente misionera. La propuesta de poder integrarse al Movimiento de Seglares Claretianos puede ayudar a descubrir a algunas personas la sintonía con ese carisma y la llamada a vivirlo ellos mismos. Insisto: no se trata de un querer «atraer» a todos hacia el Movimiento de Seglares Claretianos. Existen muchas vocaciones y dones en la Iglesia. Pero, a veces, es difícil entender el gran interés en hacer otras propuestas de grupos y Movimientos y evitar presentar la que nos es más cercana carismáticamente. Estoy seguro que un esfuerzo en este sentido nos va a ayudar a nosotros mismos a profundizar en el cocimiento y vivencia del carisma claretiano.
Estar disponibles cuando algún grupo de Seglares Claretianos nos pida el servicio del acompañamiento como asesores religiosos. Conocer bien cuál es el papel del asesor y llevarlo a cabo con dedicación generosa. Hay algunos grupos de seglares que, aunque lo desearían, no tienen asesor religioso por falta de disponibilidad de nuestra parte.
Presentar, o mejor todavía, invitar a algún seglar claretiano a presentar en el ámbito de nuestras propias actividades apostólicas el Movimiento de Seglares Claretianos. Es un medio concreto y fácil de poder dar a conocer el Movimiento y de enriquecer a las diversas iglesias particulares con el carisma misionero de San Antonio M. Claret, vivido también por los seglares. Hay que ver el momento oportuno para dicha presentación, de acuerdo a las circunstancias en que se encuentran las iglesias locales y la trayectoria claretiana en las mismas. Pero hemos de tener esta posibilidad en nuestro horizonte.
No hace falta decir que la responsabilidad principal en la promoción del Movimiento corresponde a los mismos seglares. Pero a nosotros nos toca aportar una colaboración decidida y prestar un apoyo fuerte y generoso. Hay muchas Provincias en las que el Movimiento de Seglares Claretianos es casi desconocido aun por los mismos claretianos. Al inicio de este sexenio se invitó a un miembro del Consejo General de los Seglares Claretianos a las reuniones de prefectos de apostolado que se tuvieron en los diversos continentes. No fue posible su presencia en ANCLA ni en ACLA, pero sí en la demás. Hay que darle seguimiento a aquellos encuentros. Por mi parte, puedo ayudar en este sentido en el marco de las visitas que voy haciendo a los diversos Organismos y facilitando aquellos materiales que se me pidan.

 

Que el Señor os bendiga en vuestro servicio y que María siga inspirando vuestra entrega generosa a la tarea evangelizadora.

 

Fraternalmente,

 

Josep M. Abella, cmf