El Circulo Bíblico del SANTUARIO NACIONAL DEL CORAZON DE MARIA, en Panamá, en el Mes de septiembre lleva adelante unos talleres para encarnar la palabra en su feligresía. Uno de estos talleres fue lectura de la BIBLIA CON OJOS DE MUJER.
En este espacio deseábamos no solo replicar lo aprendido en el Encuentro Bíblico Centroamericano, sino, buscar en las páginas de la Biblia las figuras femeninas que acogen, protagonizan y simbolizan la salvación de Dios dentro del proyecto del Reino, ayudándonos a reflexionar sobre la situación de la MUJER de ese entonces y de ahora desde nuestra perspectiva.
Desde luego un taller bíblico, en la cual la mujer es protagonista no podemos iniciarlo sin hacernos algunas interrogantes, por ello, nos sentamos en círculo colocando en el centro la Biblia sobre un montón de piedras preguntándonos ¿Cuales son las piedras que debemos quitar de la Biblia, para que la palabra de Dios sea pan y no piedra para nosotros?. Cada una de las participantes fueron quitando las pasajes opresores que se constituyen en piedra en la lectura con nuestros ojos entre los cuales tenemos entre otros : la piedra de la culpa que nos pesa a todas las mujeres por Eva que comió la manzana”, la piedra del sufrimiento de las mujeres, que estamos condenadas a sufrir, que el sufrimiento es voluntad de Dios” entre otras. Luego de sacar las piedras del olvido apareció el asombro de que ahí estaban también las mujeres. Descubrimos a Sara y Agar, a Miriam y las parteras en los relatos del Éxodo; a Débora y Yael; a Ana; Rut; Ester, Judit y la madre (sin nombre) de los Macabeos. Nos alegramos al encontrarnos con las mujeres que acompañaron a Jesús: Marta, María, María Magdalena, amigas, testigos de la resurrección, discípulas y misioneras, crean y dirigen Iglesias domésticas.
Iniciamos la segunda parte, con una dinámica que nos permitiría nacer a una lectura diferente de la Biblia, dejando atrás el sentido patriarcal y androcéntrico con que nos han acostumbrado a leerla. Es así como en un momento de silencio y oscuridad total escuchamos el latir del corazón de un bebe, en el vientre de la Madre. La experiencia fue única, permitiendo a cada uno de los participantes un renacer a algo, a una esperanza de Fe, a ver con nuevos ojos la lectura de la Biblia. Las parábolas del Hijo Prodigo, de la Moneda perdida y de la oveja perdida profundizaron en ello, facilitando ver la Misericordia de Dios dibujada en un rostro femenino. Animados tanto hombres como mujeres fueron contando las experiencias vividas señalando que pocas veces han tenido esta oportunidad de hacer la lectura de esa manera, viendo el rostro femenino de Dios que nos llama a una nueva actitud, a un cambio, a ser luz en las tinieblas y a mirar al otro así como nos ha mirado JESUS, en estas parábolas con su misericordia y Amor.
De las bienaventuranzas nos quedamos con dos BIENVENTURADA LA MUJER QUE DA AMOR A HIJOS QUE NO HA PARIDO. BIENAVENTURADA LA MUJER QUE SE ESFUERZA POR LLEVAR LA PALABRA DE DIOS A LUGARES QUE SON UN DESAFIO.
Al finalizar cantamos DICHOSA MUJER, empoderando a todos que sin nosotras no se edifica la IGLESIA, inmensa casa abierta y plural, en la cual cada una como ama de casa, como dirigente, activista, profesional, en nuestro día a día escribe la historia de la salvación que Dios realiza.
Angélica Lombardo, sc-Panama