La fiesta de Pentecostés es un marco idóneo para renovar el envío que Jesús Resucitado nos hace con la fuerza de su Espíritu Santo a ser portadores de buenas noticias allí donde vivamos.
Nos toca ahora a cada uno poner rostro, palabra, obra… a ese envío.
Hermosa misión la nuestra.
Felicidades.