Es lo que vivimos los Seglares Claretianos cubanos en nuestro Primer Encuentro Nacional celebrado precisamente en la ciudad donde el Santo Arzobispo Misionero Antonio María Claret dejó las huellas de su celo apostólico: Santiago de Cuba.
¿Cuándo aconteció? Entre los días 3 y 4 de noviembre.
¿Dónde? En la parroquia Santísima Trinidad de la Arquidiócesis de Santiago de Cuba, donde los Misioneros Claretianos desarrollan su labor evangelizadora al estilo de Claret, a tiempo y a destiempo, por todos los medios posibles.
Para estar en el Encuentro, los Seglares de La Habana y Guantánamo tuvieron que desplazarse en las nada fáciles condiciones del transporte, (14 horas de viaje en un viejo autobús que en esta ocasión se convirtieron en 19 horas, ya que el camión se estropeó en el camino); pero encontraron una cálida acogida aquí en la casa de los Misioneros y en otras casas de vecinos que gustosamente les abrieron las puertas de sus hogares. El cansancio del rodar por carretera llegaba, pero las ganas sobraron para disfrutar el gustoso y tan esperado Encuentro.
¿Cómo vivimos el encuentro?
Marcar la Identidad como Seglares Claretianos.
Era la pregunta-convocatoria que trataríamos de responder en dos días de sesiones.
El sábado 3 comenzamos la mañana dando gracias a Dios con el rezo del Laudes, y en las Preces pedimos por los hermanos que ya no están para que también conmovidos en la Gloria gocen de nuestra reunión. Luego, entre comentarios y alegrías pasamos a un sabroso desayuno para así dar comienzo a nuestros asuntos.
Hermoso y conmovedor el inicio con la presentación de cada uno de las comunidades participantes, donde iniciamos echando una mirada al tiempo transcurrido, escuchando las historias y anécdotas de nuestro Movimiento de Seglares Claretianos en Cuba por parte de Mercedes y Mirtha; fundadoras perseverantes, de La Habana y Santiago. También escuchamos una breve historia por parte de Olaph, sobre la fundación de la comunidad más joven de Cuba, San Andrés, de la vecina Provincia de Guantánamo.
Nancy, nuestra Coordinadora Regional, toma la palabra ofreciéndonos un poco de historia de los comienzos del MSC, de nuestra Región del Caribe y luego, compartiéndonos una reflexión basada en los documentos que convenían a nuestra Identidad, de nuestro Ideario y las memorias de la última Asamblea General efectuada en Granada, España.
La tarde caía, pero los ojos no se cerraban, pues la llama de un espíritu misionero nunca se apagan y le dimos paso a la Segunda Parte del día con la hermana Consuelo, rmi (Chelo ), Misionera Claretiana. Nos expuso su experiencia vocacional y su trabajo con Seglares en Centro América para darnos de ese modo, un fenomenal ejemplo de convivencia fraterna en la Familia Claretiana.
El P. Juventino Rodríguez, cmf. nos habla sobre el paso de San Antonio María Claret por Cuba al igual que del trabajo que llevó conjuntamente con los laicos, una visión futurista de lo que hoy tenemos como herencia del Padre Claret.
Después de la cena, la noche se vistió de gala, con la presentación de una Noche Cubana, exquisita velada que nos regaló el Centro Cultural y de Animación Misionera San Antonio María Claret. Es de agradecer el regalo de los músicos y artistas, que tan generosamente nos brindaron su tiempo y su arte. Y no faltó el Mojito criollo para brindar al final de un hermoso e histórico día.
El domingo 4, después de la Oración de Laudes y el desayuno, celebramos junto a la comunidad parroquial la Eucaristía. Fue presidida por el P. Simón Capois,cmf. y concelebrada por los PP. Francisco Adelso y Miguel Fernández Fariñas, CMFF. Todo el servicio litúrgico estuvo a cargo de los Seglares y como signos en el Ofertorio se presentaron un Hatillo, una Masa de Pan con levadura y el Cartel del Encuentro. El hatillo contenía una Biblia y un teléfono celular, equipo que con toda seguridad hubiera empleado el P. Claret para evangelizar en el siglo XXI, porque, como el propio Claret decía: “Utilizar todos los medios posibles”.
Al concluir la misa, nos reunimos para evaluar el Encuentro y, después del almuerzo, dimos un hermoso paseo por la Bahía Santiaguera, larga y estrecha, abrazada por las montañas de las estribaciones de la Sierra Maestra y en donde las gaviotas robaron nuestras risas y la fresca tarde nos acarició con un adiós.
No podemos dejar de mencionar y agradecer el acompañamiento de los Asesores Religiosos de los grupos de La Habana y Santiago de Cuba, respectivamente: el P. Francisco y el Hno. Manolo.
Decir que la evaluación del Encuentro fue satisfactoria deja en el tintero muchas cosas. Porque sí, nos vimos las caras, nos conocimos, oramos, cantamos, compartimos lo que hacemos en nuestras respectivas realidades con libertad y alegría, vivimos hermosos momentos, nos sentimos realmente bendecidos. Todo eso es cierto. Y por primera vez hicimos un gesto concreto de comunión de bienes, ya que los gastos que se generaron para la realización del Encuentro fueron cubiertos por todos los presentes de modo equitativo. Para nuestra realidad cubana, esto ha sido más allá de un gran esfuerzo material para todos, un gran signo de nuestro deseo de ser coherentes con nuestro sentido de pertenencia.
Pero, ¿cómo describir el tiempo que emplearon los seglares santiagueros y la comunidad parroquial en la preparación y marcha del Encuentro? Una verdadera colmena se puso a trabajar febrilmente: desde los que concibieron su organización, los que colaboraron en la preparación de los distintos materiales y en la ambientación, hasta los voluntarios del comedor de ancianos de la parroquia. Sus nombres: Espíritu fraterno, Entrega, Esfuerzo, Solidaridad, Comunión, Alegría, Entusiasmo, Desprendimiento… Para ellos también elevamos nuestra oración pidiendo al Señor que los bendiga.
Cada hermano llevó una experiencia, cada uno llevó guardado en su corazón el compartir, la fraternidad y el amor por nuestro Movimiento. ¿Qué nos depara el destino? No lo sabemos, pero solo queda decir: ¡Gracias por los Misioneros Claretianos que nos acompañan, nos asesoran y nos iluminan! ¡Gracias por los hermanos laicos que han hecho una opción de seguimiento a Jesús al estilo de San Antonio María Claret en el Movimiento de Seglares Claretianos! ¡Gracias por la unidad y la fraternidad que hemos experimentado!
¡Gracias, Señor, por tanta bondad de tu parte!
Hemos vivido un tiempo de GRACIA
Mirtha, Olaph, sscc Cuba