Visita de Familia

 

Aprovechando la visita fugaz a Roma para participar en el Encuentro de Responsables de Movimientos y Asociaciones de Fieles convocado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, el miércoles día 15 de septiembre tuve ocasión de realizar una visita a nuestras queridísimas hermanas del Gobierno General de las Misioneras Claretianas y de la comunidad de la Curia Generalicia.

Hace tiempo que entre los órganos de gobierno de las diferentes ramas de la familia claretiana se respira un sentimiento de familia que se traduce en un espíritu de cordialidad, hermandad y plena confianza. La estrecha relación y los lazos de unión y afecto que se han estado construyendo poco a poco desde hace años han convertido toda ocasión de encuentro en un momento de gracia y de gran gozo. De hecho, desde el mismo momento en que surgió la oportunidad y se pudo concretar una fecha para esta visita, estuvimos anhelando con mucha ilusión el momento de materializarla, para poder expresar en persona nuestro cariño mutuo y disfrutar enormemente de la alegría de estar juntos.

La visita comenzó con un diálogo abierto por la mañana, continuó con un delicioso almuerzo y posteriormente se remató con un paseo por Roma hasta bien entrada la tarde. Y aún así, el tiempo compartido se hizo corto, como suele ocurrir cuando uno se encuentra a gusto y en familia.Tuvimos ocasión de interesarnos mutuamente por la situación actual de nuestras respectivas ramas, nuestra organización, nuestros desafíos, nuestras dificultades… también nuestras singularidades, aquellos rasgos propios que nos ayudan a enriquecer nuestro carisma común. Porque es importante conocernos bien, y también reconocernos y aceptarnos desde las particularidades de cada una de las ramas. Ser familia no consiste en ser iguales, sino en saber complementarnos, apoyarnos mutuamente, poner cada cual sus dones al servicio de nuestra misión común, aceptarnos tal y como somos y aprender cada rama de la experiencia de las demás.

 

Este construir familia es una preocupación constante de todas las ramas, y por supuesto fue uno de los principales temas de conversación. Compartimos nuestras valoraciones sobre las diferentes iniciativas que ya desarrollamos en común, nuestras reflexiones sobre posibles pasos a dar para seguir avanzando juntos y nuestros sueños sobre cómo seguir explorando caminos para seguir estrechando lazos y crecer como familia. Sobre todos estos asuntos, seguiremos reflexionando junto al resto de ramas en el próximo encuentro de responsables de la familia claretiana, que tendrá lugar el próximo mes de diciembre.

Y en el trasfondo, nuestra preocupación compartida sobre cómo hacer llegar a cada uno de los miembros de nuestras respectivas ramas este mismo espíritu de unidad, complicidad y cordialidad que se está respirando entre los diferentes órganos generales de gobierno de la familia claretiana. Unos lazos de unión, afecto y confianza que, a partir de nuestra sintonía carismática, se han cultivado desde hace años con una relación cercana y una comunicación fluida, fruto de los momentos de encuentro, el acompañamiento mutuo, el apoyo decidido, el trabajo en equipo, y la búsqueda constante de aquellos retos en los que nos sentimos llamados a compartir nuestra misión al servicio de la Iglesia.

No tengo más que palabras de agradecimiento para todas las hermanas de la comunidad de la Curia Generalicia, y muy especialmente a Jolanta, la Superiora General, y a todo el Gobierno General de las misioneras claretianas en pleno: Ana María, Lia, Amilbia, Petro y Cristina. Por su extraordinaria acogida y hospitalidad, por tantas muestras de afecto y cariño… pero sobre todo por la luz y alegría que transmiten, por contagiar energía misionera y por su empeño decidido en servir a Dios y a la Iglesia. Es un auténtico regalo tenerlas a nuestro lado como compañeras de camino. Y en ese mismo camino seguiremos avanzando junto a toda la familia claretiana, con ayuda del Espíritu, y la intercesión de Claret, la Madre París y los fundadores de todas las ramas, compartiendo inquietudes y sueños, sirviendo a la Iglesia en su misión evangelizadora y trabajando juntos en la construcción del Reino.

Miguel Ángel Sosa, sc

Secretario General