Congreso de apostolado seglar 2004. «Testigos de la Esperanza»

  Región Bética

CONGRESO DE APOSTOLADO SEGLAR

Del 12 al 14 de Noviembre de 2004 ha tenido lugar en Madrid, organizado por la Conferencia Episcopal Española, el Congreso de Apostolado Seglar con el titulo «Testigos de la Esperanza», al que en representación del Movimiento de Seglares Claretianos han participado junto a Cristina Martínez, Secretaria General varios miembros de la Región Bética.

La participación ha sido muy numerosa, cerca de 2.000 personas, representando a la casi totalidad de las diócesis españolas y de las asociaciones y movimientos de
Apostolado Seglar. Más de 45 obispos han participado en el Encuentro. Durante estos dos días se han desarrollado cuatro ponencias, diversas comunicaciones y exposiciones y se ha trabajado en seis talleres relacionados con los jóvenes, la familia, la sociedad, el trabajo, la formación del laicado y los medios de comunicación.

Las ponencias han sido desarrolladas por el Arzobispo de Pamplona y Tudela, D. Fernando Sebastián Aguilar, con el titulo «En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros»; por la periodista Dª Cristina López Schichting, con el título «.. más bien, así como el que os ha llamado es santo, así también vosotros sed santos en toda vuestra conducta»; por D. Ignacio Sánchez Cámara, con el titulo «Predicar el Evangelio no es para mi ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe. Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio» y la ponencia final por el Arzobispo D. Stanislaw Rylko, Presidente del Pontificio Consejo Para los Laicos con el titulo «La esencia del cristianismo es Jesucristo».

Todas las ponencias han servido para iluminar a los asistentes y para llegar a la siguiente conclusión: «los laicos tienen que despertarse y, para actuar, necesitan
reconocer a Cristo y predicar con su vida; que se vuelva a decir de los cristianos: «Mirad cómo se aman».

El comunicado final nos puede servir como resumen de dicho Congreso.

COMUNICADO FINAL

Palacio Municipal de Congresos
Madrid, a 14 de noviembre de2004

 

Los participantes en este Congreso de Apostolado Seglar, procedentes de todas las diócesis de España y de las Asociaciones y Movimientos Eclesiales, queremos expresar en primer lugar nuestra comunión en la fe de la Iglesia Católica y nuestra adhesión y gratitud al Papa Juan Pablo II por su ministerio infatigable al servicio de toda la Iglesia y su aliento a la fidelidad a la vocación y a la misión de los fieles cristianos laicos.

En comunión con nuestros Obispos, al finalizar este Congreso en el que hemos compartido nuestra fe y nuestras preocupaciones, manifestamos nuestro deseo de ser testigos de la esperanza que ha sido introducida en la historia por Jesucristo, el Hijo de Dios. Conmemoración del Año de la Eucaristía y días en los que hemos sido llamados a redescubrir las fuentes de las que brota la vida cristiana: el Bautismo que nos injerta en el cuerpo de la Iglesia, la palabra de Dios que ilumina nuestra conciencia, la Eucaristía que nos da alimento para el camino y el testimonio de la caridad fraterna, signo de la misericordia y el perdón de Dios.

Sólo la santidad, que es el nombre de la humanidad transformada por Jesucristo, puede ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, una respuesta a la altura de sus verdaderas necesidades. Nos sentimos enviados a la misión, que consiste en comunicar la vida nueva de Jesucristo, presente en la comunión de la Iglesia, allí donde se desarrolla la vida de nuestros hermanos los hombres.

Somos conscientes de que a pesar de la marginación social y cultural que tantas veces sufre la fe en nuestra sociedad, la espera del anuncio cristiano sigue viva entre nuestros contemporáneos. En este Congreso hemos tomado conciencia del momento histórico que vivimos, marcado por el alejamiento de Dios y el relativismo moral que provocan un verdadero daño. Sin embargo, las dificultades del momento presente no nos asustan, sino que despiertan aún más nuestro deseo de salir al encuentro de todos los hombres con la propuesta de la vida cristiana.

Durante este Congreso hemos abordado los diferentes campos en los que se hace urgente una renovada presencia cristiana.

  • Los jóvenes, con sus aspiraciones, búsqueda y frustraciones, siempre abiertos al encuentro sencillo y luminoso con Jesucristo, el único que sabe hablarles al corazón.
  • La familia, basada en el matrimonio entre hombre y mujer, y abierta a la vida, que precisa junto a la adecuada tutela legal, el alimento del Evangelio para sostenerse en su misión.
  • Nuestra sociedad con sus diferentes areópagos, que necesita la sabia de la vida cristiana para no perderse en la confusión y el sinsentido.
  • El mundo económico y laboral, afectado por transformaciones profundas y por una mentalidad economicista, que demanda una nueva experiencia de la dignidad y el
    significado del trabajo humano.
  • Los medios de comunicación, forjadores de la mentalidad y la cultura, en los que es preciso hacer oir la voz plena de humanidad de la experiencia cristiana.

Para responder a estos desafíos, los fieles laicos necesitamos vivir en la comunión de la Iglesia, alimentados por la enseñanza de sus pastores y sostenidos por el testimonio de la santidad de sus mejores hijos.
A María, Madre de Cristo y de la Iglesia de la cual en este año celebramos el 150 aniversario de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción, encomendamos los frutos de este Congreso para que se manifiesten en una renovada presencia de la fe cristiana en este momento esperanzador de nuestra historia.