«Mis caminos se elevan por encima de sus caminos y mis proyectos son superiores a los de ustedes» (ISAIAS 55 8-9)
La mayor parte de mi vida fui una católica «tibia», iba a la Iglesia, sin mucha devoción: ¡daba por sentado que Dios estaba conmigo!. Tenía una hermosa familia, todo era perfecto, confesaba y comulgaba cada domingo y hacía alguna obra de caridad de vez en cuando.
Pero las adversidades llegaron….. mis padres enfermaron, mi hermano mayor falleció después de 5 años de luchar contra el cáncer y, al poco tiempo, también mi esposo, después de una dolorosa agonía de 3 meses, ¡ya no podía más!
Me sentí perdida y enojada con Dios. En mi soberbia le reclamaba….¿por qué tantas desgracias…. si éramos «buenas» personas?
En ese proceso, Dios puso en mi camino a un Misionero Claretiano, que cambió mi vida. Con el espíritu evangelizador de Antonio María Claret, me aclaró e hizo ver cosas maravillosas del amor de Dios.
Dios nos va llevando a lo largo de nuestra vida, por sus caminos, que no necesariamente son los nuestros. Cristo viene a recalcarnos que es Dios quien llama y que es Él, con su infinito amor, quien nos llama. Debemos estar totalmente abiertos a su voluntad. Dispuestos en todo momento, a entender lo que nos pide, ¡¡¡no apartándolo jamás de nuestro corazón!!!.
Begoña Ferráez SSCC en discernimiento, Ciudad de México