Hoy 21 de junio, hubiéramos celebrado como ya es habitual para las CES, el encuentro de verano en el caserío de Dima. Evidentemente, dadas las circunstancias derivadas del COVID-19, no hemos podido desplazarnos allí, pero sí que hemos querido juntarnos para hacer balance del curso, encontrarnos, dar gracias por todo lo vivido y aprovechar para celebrar todos juntos en la Eucaristía el Día del Corazón de María que fue ayer.
¡Quién nos hubiera dicho las primeras semanas de abril, cuando nos encontrábamos en pleno confinamiento y con la pandemia en pleno auge que hoy podríamos vernos, encontrarnos y orar juntos! Ataviados con mascarillas y con una exquisita limpieza de manos, sí, pero juntos.
Antes de la Eucaristía, acompañados por un estupendo día, nos hemos encontrado aproximadamente 35 hermanos/as de Comunidad en el patio del Colegio Askartza. Allí, desde la Junta Permanente dividiéndonos en números pares e impares, nos han pedido que realicemos con nuestros cuerpos dos círculos concéntricos, manteniendo la distancia de seguridad mientras los/as compañeros/as del círculo interior rotaban hacia la izquierda e íbamos compartiendo con la persona que teníamos enfrente la respuesta a cada una de las 5 preguntas enunciadas durante un minuto: ¿qué es lo que más y lo que menos me ha gustado de mi vida en este curso?; ¿cuál ha sido el mejor recuerdo de este curso relacionado con mi comunidad?;¿cómo defino con una palabra el curso de la comunidad y por qué he elegido esa palabra?; ¿qué es lo que más me ha costado y lo que más valoro de mi vivencia comunitaria este curso? y ¿ qué reto y deseo planteo para mi comunidad para el curso que viene?
Como último gesto, hemos deslizado de unos a otros, hasta configurar totalmente el círculo, un cordón de color azul, simbolizando que estamos unidos cual red, la importancia que tiene para nosotros/as el poder vivir y crecer en la Fe en Comunidad y nuestro deseo de seguir a Jesús al estilo de Claret. Todo ello, nos hace sentirnos unidos, pertenecientes y partícipes de un mismo proyecto. Para finalizar el gesto, desde la Junta, nos han cortado un trozo de dicho cordón para que podamos llevarlo con nosotros a modo de pulsera, llavero o marca-páginas durante este verano y tengamos así, siempre presentes a nuestros hermanos y hermanas de Comunidad.
Hemos concluido este día tan especial con la Eucaristía siendo conscientes de que, pese a la adversidad, estamos llamados a seguir siendo portadores de la esperanza de Dios para el mundo. Así pues, en esta Nueva Normalidad o en la que acontezca ¡seguimos en camino!
Nagore Bilbao,sc-CES Leioa-España